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miércoles, 8 de febrero de 2017

Amar en tiempos difíciles

Enamorarse del amor es atraparse en la mayor de las aventuras humanas que existen, más cuando nuestro cerebro percibe que todo anda bien, ¿pero y qué pasa cuando hay que amar en momento difíciles? Es ahí cuando escapar, desaparecer el enamoramiento del amor, parece ser la opción.

En el enamoramiento, en lo ideal, en ausencia del conflicto, de dificultades, las parejas se juran amor y compañía eterna. Se piensa y siente que no hay nada que no pueda ser manejado desde el amor y que no se pueda enfrentar, hasta que llegan las “cargas” las realidades dificultosas que exigen un amor maduro, más claro de que hay que andar en lo duro, en lo oscuro, a veces con la esperanza de que eso funcione.

Muchas son las situaciones que pueden presentarse a la pareja: muertes, duelos, accidentes, pérdidas de toda índole, apresamientos, enfermedades y otras tantas. En estas situaciones las tensiones, el dolor crecen y no parecen detenerse, las esperanzas pierden color y pareciera que con ellas el amor; el vínculo parece quebrantarse. Y vienen las preguntas: ¿hay que quedarse? ¿Hay que seguir, aunque el dolor traspase lo más profundo de la psiquis? Y las respuestas parecen ser claras y fáciles: sí, un sí que duele y que no se sabe si avanzará y se quedará, pero se sigue, porque se aprende que el amor no solo es para los momentos más agradables de la pareja, también es para sostener en momentos de tantas cargas, aun con dudas (son normales, sentirlas no dice que no amas; solo hablan de dolor sentido y vivido)

Sostenerse es difícil porque estas situaciones dolorosas también producen crisis en la relación de pareja. Generan dudas al respecto al otro-otra. Se producen autocuestionamientos y preguntas al otro. Y desafían si se cree o no en el otro.

Si la pareja no ha pasado del amor químico, al amor maduro se quedará en el dolor y no podrá trascender. Por el contrario, si ha experimentado el amor maduro, el que genera compromiso, comprensión, empatía, entonces, se mantendrá firme, aun bajo algunas sombras resistirá y la pareja podrá avanzar.

Los momentos difíciles generan culpa, rabia, resentimientos, a veces, desconfianza y profundas tristezas. Solo si la pareja se comprometiera a avanzar desde la realidad real y asumiendo que solo ellos pueden caminar desde el amor, podrían superar esas dificultades. El amor genera oportunidades en estas circunstancias.

El amor apacienta, calma, es el antídoto real para la sanidad de la pareja, para cargar con lo que venga (esto no vale para situaciones de cualquier tipo de abuso en la pareja)

Las parejas funcionales y sanas ejercitan el amor como herramienta y recurso de afrontamiento en momentos de dificultad. Amar así implica reconocer cuando hay que perdonar y pedir perdón, sin que sea fácil hacerlo. Comprender sin justificar y pasar el dolor sin tratar de complicarlo y convertirlo en sufrimiento. Se llora juntos, y cada victoria durante esas dificultades se disfrutan juntos, confiando en que estarán para acompañarse mutuamente. Y si fuera necesario, buscar apoyo en otras personas. No se quedan atados al dolor, se mueven hacia el bienestar.

Solo de esta manera la pareja podrá rebasar de manera “exitosa” las dificultades.

Amar parece fácil hasta que asumes que la realidad idealizada no tiene nada que ver con la realidad real. Siempre puede haber momentos muy agradables, pero también los habrá no tan agradables. Que el amar no dependa de uno o del otro. Ese el compromiso de una pareja orienta hacia el amar en todo momento.

Fuente:

Evelin González
Psicóloga clínica. Terapeuta sexual y de pareja.
Especialista en violencia intrafamiliar.
Centro Vida y Familia Ana Simó.

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